jueves, 7 de mayo de 2009

"Renovación teatral y vanguardia".

En la década de los años veinte del pasado siglo intelectuales, autores, críticos, directores y gentes de teatro sienten la necesidad de oponerse al modelo realista que triunfa en los escenarios españoles. Frente a él han de crearse modos nuevos que se separen de la realidad diaria, de los tópicos moralizantes y vulgares, que se introduzcan en el mundo del misterio, del sueño y del subconsciente; que superen las formas escénicas dominantes: la comedia y el drama de Benavente, el teatro poético de Marquina o el cómico de los hermanos Álvarez Quintero o de Muñoz Seca.
Pero el teatro necesita de un público que, a su vez, condiciona su novedad; por ello, quienes en estos años pretenden, dentro y fuera de España, modificar la escena se proponen como inexcusable tarea la de modificar la condición de los receptores habituales, actitud que culmina durante la República con la meta de conseguir que el público sea el pueblo, según ejemplifican autores como García Lorca, Alberti, Casona o Miguel Hernández y empeños como el Teatro de las Misiones Pedagógicas o La Barraca.
Nuevas agrupaciones, como El Mirlo Blanco, El Cántaro Roto o El Caracol, ensayan "tentativas vanguardistas" y se proponen estrenar obras al margen del gusto imperante y promover novedades en la estructura de los teatros. Los creadores (Unamuno, Azorín, Jacinto Grau…) participan también de esa voluntad de cambio y renovación de la escena española con la mirada puesta en un teatro de vanguardia; en el caso de García Lorca, tradición y experimentación se unen produciendo muy cuajados frutos y sus propuestas escénicas poseen un auténtico sentido "revolucionario" como lo son también ideas como las expresadas en su Charla sobre teatro:
"El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la educación de un país y el barómetro que marca su grandeza o su descenso. [...] Un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo; como el teatro que no recoge el latido social, el latido histórico, el drama de sus gentes y el color genuino de su paisaje y de su espíritu, con risa o con lágrimas, no tiene derecho a llamarse teatro [...].".
Extras: Documental en ideomática inglesa sobre la celebérrima figura de Federico García Lorca (Parte 1, parte 2, parte 3, parte 4, parte 5, parte 6 y parte 7).

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