domingo, 31 de mayo de 2009

Tirso de Molina, cuyo nombre real era fray Gabriel Téllez, nació en Madrid el 24 de marzo de 1579 y falleció en Almazán (Soria) el 12 de marzo de 1648. Fue un dramaturgo, poeta y narrador español del Barroco. Según algunos, fue hijo (ilegítimo) del duque de Osuna. De joven ingresó en la Orden de la Merced y pronto fue trasladado a América. Pero duró muy poco tiempo ahí, puesto que, después de dos años, lo vemos en Toledo, en donde vivió la mayor parte de su vida.
Al nombrar a Tirso de Molina de inmediato nos viene a la mente lo del drama del Siglo de Oro español. Para ello no tenemos más que mencionar dos de sus dramas muy reconocidos en el mundo de las letras: El Burlador de Sevilla y El condenado por desconfiado.
En un momento dado, Tirso fue criticado por sus hermanos de hábito, porque algunos de sus dramas trataban temas demasiado "humanos". Más tarde, en el Consejo de Castilla, se le prohibió escribir totalmente, por las mismas razones. Pero dicen los críticos que, a pesar de ello, continuó sigilosamente escribiendo.
Una de las características que distingue a Tirso del resto de sus colegas es, a pesar de ser fraile, el estudio psicológico que hace de la mujer. En general, cuando aparecen mujeres, que es muy común, el dramaturgo las perfila con mucha exactitud. Por otra parte, parece que no tiene inconveniente en vestirlas, a veces, con atavíos masculinos.
No solamente en sus dramas encontramos las magníficas cualidades literarias de este gran escritor, sino también en su poesía. Sus características principales podrían resumirse brevemente diciendo que Tirso es siempre muy mesurado, profundo en sus conceptos, con frecuencia tiende al humor sutil, pero siempre agradable y nunca hiriente.
Su poesía, incluso, casi siempre aparece formando parte de sus obra de teatro. Practicó y escribió en todas, o casi todas, las formas poéticas de su tiempo, tanto populares, o de "arte menor", como las más complejas, representativas del "arte mayor". Tiene varios "Certámenes" poéticos, mayormente de contenido religioso, pero llenos de humor y fina ironía.

sábado, 30 de mayo de 2009

""Los tres mosqueteros" de Alejandro Dumas".

El joven D’Artagnan abandona su lugar natal, Gascuña, para dirigirse a París, donde quiere entrar al servicio del Rey Luis XIII. Por el camino sufre una serie de percances, debidos sobre todo a su temperamento, que lo llevan a tener que enfrentarse a los tres mosqueteros Athos, Porthos y Aramis. Tras demostrarles su valor, la rivalidad se convierte en amistad.
Gracias a su valerosa actuación en el asedio de La Rochelle es aceptado en el cuerpo de los mosqueteros quienes antiguamente eran rudos leñadores. Junto con sus tres amigos se ve envuelto en una lucha con el poderoso Cardenal Richelieu y Lady de Winter, también conocida como Milady. Para salvar el honor de la Reina Ana de Austria puesto en peligro por una intriga del Cardenal que quiere poner en evidencia la relación amorosa entre la Reina y George Villiers, el duque de Buckingham, los mosqueteros emprenderán su aventura más peligrosa, que los llevará hasta Inglaterra.

viernes, 29 de mayo de 2009

""El conde de Montecristo" de Alejandro Dumas".

En Febrero de 1815 Edmundo Dantes después un accidentado viaje en el barco, El Faraón, del que es el segundo de abordo que lo ha llevado hacia la isla de Elba donde en esos momentos se encuentra recluido Napoleón Bonaparte, llega a Marsella para reencontrarse con su novia catalana Mercedes y así poder casarse. Pero ese mismo día tres hombres le llevaran a la ruina por diferentes motivos. Danglars también marinero del Faraón ambiciona el rango de Edmundo, Fernando joven catalán que está enamorado de Mercedes y quiere quitar de en medio a Dantes y por último Caerousse testigo de la conspiración urdida por los dos anteriores pero que no frenará. Los tres hombres redactan una carta anónima en la cual acusan a Dantes de llevar una carta del rey de Nápoles, Murat, al emperador en la cual se planea el retorno de Bonaporte. Dantes es detenido el mismo día y llevado a ser interrogado a la casa del señor de Villefort el procurador de Marsella. En el interrogatorio Dantes reconoce haber entregado una carta al Mariscal de la isla de Elba y haber recibido otra en contrapartida que tenía que llevar a París pero no tiene ni idea del contenido de dicha carta. Villefort le cree y le promete que por la mañana será libre. Pero Villefort coge la carta que tenía que ser entregada en París y descubre con horror que la carta va destinada a su propio padre y que efectivamente es una carta conspiratoria para ultimar el regreso de Napoleón. Villefort incumpliendo para salvaguardar a su padre manda encerrar a Dantes en el Castillod de If, prisión de la cual nadie ha conseguido escapar. Dantes en If conocerá la Abate de Faria que le rebelará dónde se encuentra un fabuloso tesoro. Dantes conseguirá escapar tras veinte años encerrado y se dedicará a planear su cruel venganza...

lunes, 25 de mayo de 2009

""El sí de las niñas" de Leandro Fernández de Moratín".

El sí de las niñas, es una obra teatral de Leandro Fernández de Moratín estrenada el 24 de enero de 1806 y representada hasta la cuaresma de ese mismo año.
Moratín tenía escrita El sí de las niñas en 1801. Era la primera obra que escribía después de La comedia nueva o El café, pues tanto El barón como La mojigata, estrenadas más tarde que aquélla, fueron escritas a finales de los años 80. Moratín tardó varios años en estrenarla. Dio a la escena sus producciones anteriores, y sólo después se decidió a publicar, en 1806, El sí de las niñas. Durante el mes de enero de 1806 ensaya la comedia con la compañía del Teatro de la Cruz. El día 24 de enero de 1806 se produce el estreno. El sí de las niñas no fue solamente un sonoro éxito de público: fue la obra de mayor aceptación de su tiempo y casi con seguridad el mayor acontecimiento teatral de todo el siglo. La obra se mantuvo veintiséis días seguidos y atrajo a más de 37000 espectadores, cifra equivalente a la cuarta parte de la población adulta de Madrid. Al éxito en las tablas se sumó el editorial. A las cuatro ediciones de 1806 hay que sumar la de 1805, que, al parecer, no fue la única de aquel año.
La joven doña Francisca (Paquita), que ha sido educada en un convento de monjas de Guadalajara, es destinada por su madre, doña Irene, para esposa del anciano don Diego. La joven, a su vez, está enamorada de don Carlos, un militar que es sobrino de don Diego. La acción transcurre en una posada de Alcalá de Henares a la que acude don Carlos para impedir la boda de su amada sin saber que es la prometida de su propio tío. Cuando logra enterarse del propósito de éste, don Carlos renuncia a su amor, pero el bondadoso anciano comprende que los jóvenes se aman y es él quien generosamente se sacrifica, bendiciendo la unión de doña Francisca y don Carlos, contra los deseos de la autoritaria doña Irene.

domingo, 24 de mayo de 2009

""Luces de Bohemia" de Ramón María del Valle-Inclán".

Luces de Bohemia es un esperpento publicado por Valle-Inclán en 1924. Se trata de un esperpento trágico sobre la vida literaria en la sociedad española.
El protagonista, Max Estrella, sale por la mañana de su casa con Don Latino, para reclamar que le paguen más por la novela que ha vendido Don Latino. No logran mejorar el precio y terminan en una taberna emborrachándose. Horas más tarde, la policía lo encuentra por la calle metiendo escándalo con un grupo de jóvenes modernistas por lo que es conducido a la cárcel, donde tiene que pasar la noche. Consigue salir de la cárcel gracias a la intervención de un redactor en jefe del periódico “El Popular”. Al salir va a ver al Ministro de Gobernación, antiguo compañero de estudios, con el fin de pedirle satisfacción por lo que le ha ocurrido. El ministro promete darle un dinero cada mes, pero no le da satisfacción. De ahí marcha a un café, donde invita a cenar a Don Latino y a Rubén Darío. Ya camino a su casa tiene una visión de la muerte y a la mañana siguiente lo encuentran muerto unas vecinas. El esperpento concluye con el entierro de Max y cómo Don Latino se emborracha en una taberna.
Todo el esperpento tiene por fin destacar la decadencia y la imposibilidad de la vida literaria en la sociedad española. Valle-Inclán ironiza, satiriza y estiliza grotescamente la realidad.

sábado, 23 de mayo de 2009

Fray Luis de León nació en Belmonte en 1527. Su familia se trasladó muy pronto a Madrid, y él mismo, cuando cumplió los catorce años, marchó a estudiar a Salamanca, ciudad que constituyó el centro de su vida intelectual como profesor de su universidad. Allí ingresó en la Orden de los Agustinos (Orden de San Agustín), profesando el 29 de enero de 1544. Estudió filosofía con Fray Juan de Guevara y teología con Melchor Cano. La exégesis bíblica se la dirigió Cipriano de la Huerga. Bachiller en Toledo y doctor en Teología por Salamanca.
Empezó su lucha por las cátedras: la de la Biblia, la de Santo Tomás. Estuvo un periodo en la cárcel (en Valladolid, en la calle que ahora recibe el nombre Fray Luis de León) por traducir la Biblia a la lengua vulgar sin licencia, concretamente, por su célebre versión del Cantar de los cantares. Encarcelado escribió De los nombres de Cristo y varias poesías entre las cuales Canción a Nuestra Señora. Tras su estancia en la cárcel (del 27 de marzo de 1572 al 7 de diciembre de 1574), fue nombrado profesor de Filosofía Moral y un año más tarde obtuvo la cátedra de la Sagrada Escritura. En la universidad fue profesor de San Juan de la Cruz, que se llamaba por entonces Fray Juan de Santo Matía.
En Salamanca se divulgaron pronto las obras poéticas que el agustino componía como distracción, y atrajeron las alabanzas de sus amigos, los humanistas Francisco Sánchez de las Brozas (el Brocense) y Benito Arias Montano, los poetas Juan de Almeida y Francisco de la Torre, y otros como Juan de Grial, Pedro Chacón o el músico ciego Francisco de Salinas, que formaron la llamada Escuela de Salamanca o salmantina.
Las envidias y rencillas entre órdenes y las denuncias del catedrático de griego León de Castro entre otros profesores, le llevaron a las cárceles de la Inquisición bajo la acusación de preferir el texto hebreo del Antiguo Testamento a la versión latina (la traducción Vulgata de San Jerónimo) adoptada por Trento, lo cual era cierto, y de haber traducido partes de la Biblia, en concreto el Cantar de los Cantares, a la lengua vulgar, cosa expresamente prohibida por el reciente Concilio de Trento y que sólo se permitía en forma de paráfrasis. Por lo primero fueron perseguidos y encarcelados también sus amigos los hebraístas Gaspar de Grajal y Martín Martínez de Cantalapiedra. Aunque era inocente de tales acusaciones, su prolija defensa alargó el proceso, que se demoró cinco largos años, tras los cuales fue finalmente absuelto. Parece cierto que se puede atribuir la décima que presuntamente, al salir de la cárcel, escribió en sus paredes:
Aquí la envidia y mentirame tuvieron encerrado.¡Dichoso el humilde estadodel sabio que se retirade aqueste mundo malvado,y, con pobre mesa y casa,en el campo deleitoso,con sólo Dios se compasay a solas su vida pasa,ni envidiado, ni envidioso!
[LEE SUS MEJORES OBRAS]

viernes, 22 de mayo de 2009

"Emilia Pardo Bazán: la cuentista".

Emilia Pardo Bazán nació en La Coruña el año 1852, hija de una familia aristocrática. Ya desde muy niña demostró una gran afición por la lectura y empezó a escribir con gran precocidad. En 1868 se casó y se fue a vivir a Madrid.
Viajó mucho por Europa y dio conferencias en París. Siempre se mantuvo atenta a las novedades literarias europeas, y en 1881 fue la primera que divulgó y defendió el Naturalismo francés en España en una serie de artículos recogidos después en libro con el título de La cuestión palpitante . Unos años después fue también una de las primeras en señalar el declive del Naturalismo y su sustitución por nuevas corrientes espiritualistas. Sostuvo una relación con Galdós, de la que se ha conservado la correspondencia amorosa. Fue una mujer independiente, excepcional en la España de su época y precursora de las ideas feministas actuales.
La escritora siempre encontró serios obstáculos para lograr el reconocimiento de los ambientes intelectuales, reacios a admitir mujeres. Tuvo que esperar hasta 1916 para ser nombrada catedrática de Literatura, venciendo la oposición de los profesores de la Universidad Central de Madrid. No logró, sin embargo, ser admitida en a Real Academia Española.
Murió en 1921.

jueves, 21 de mayo de 2009

""La incógnita" de Benito Pérez Galdós".

Próximamente...

  • (Sinopsis de Benito Pérez Galdós - "La incógnita" (noviembre 1887 - febrero 1888).

miércoles, 20 de mayo de 2009

"Felipe II y la Lonja de Mercaderes de Sevilla (1572)".

La antigua Lonja o Casa Lonja de Sevilla se crea tras el acuerdo alcanzado por el arzobispo de la ciudad don Cristóbal de Rojas y Sandoval con el monarca Felipe II en 1572 para la construcción de un edificio específico para los tratos de compra-venta de los mercaderes de Sevilla de aquella época.
En efecto, durante la breve estancia de quince días que de monarca pasó en los Reales Alcázares de esta ciudad en 1570, pudo ver los tratos que los mercaderes realizaban en las gradas de la Catedral de Sevilla, en el interior del Patio de los Naranjos e incluso dentro del propio templo en días de lluvia, lo que ocasionaba las continuas quejas y protestas del arzobispo. Por ello, el rey considerando estas razones acuerda que se haga una Lonja en lugar conveniente "y a propósito para dicho efecto". Para dicha Lonja elabora un proyecto Asensio de Maeda, si bien el que se llevó a la práctica fue el del arquitecto real Juan de Herrera; y aunque éste redactó su propuesta en 1572, la obra no se comienza hasta diez años más tarde. El edificio se levanta exento y sobre unas gradas para superar el desnivel del terreno, elegido junto a la antigua judería, entre la Catedral y las murallas del Alcázar. Su planta es prácticamente un cuadrado, albergando en su interior un patio monumental donde se superponen semicolumnas dóricas y jónicas, como en el Claustro de Los Evangelistas del Monasterio del Escorial, con el que la Lonja sevillana guarda ciertas similitudes. A causa de las ocupaciones de Juan de Herrera en otras obras reales, las de la Lonja de Sevilla las dirige su aparejador Juan de Minjares, quien apenas introduce modificaciones, simultaneando este trabajo con los que por entonces realizaba en la Alhambra de Granada. Se trata de un gran edificio renacentista concebido dentro de los más estrictos cánones de los tratadistas clásicos, aunque sin imitarlos; pues en él Herrera plasma sus personales y claros conceptos arquitectónicos. En su fachada predomina la masa sobre los huecos, y su vista causa la grata sensación del contraste producido entre la piedra y el ladrillo, a cuyos efectos cromáticos se suman las luces y sombras creadas por los finos resaltos de su ritmo pausado. No obstante, el ambiente artístico de la ciudad acaba apareciendo, incluso transformando las previsiones de Herrera para esta Lonja, debido tanto a la lentitud de las obras como a la intervención en ella de dos artistas: Miguel de Zumárraga y sobre todo a Alonso de Vandelvira, hijo del gran arquitecto Andrés de Vandelvira, quien desde 1589 ocupa el puesto de aparejador de la Lonja, y luego el de arquitecto de la misma a partir de 1610, y a quien se relaciona el diseño de las galerías del piso alto y sus espléndidas bóvedas. A Vandelvira le sucede el citado Miguel de Zumárraga sin que llegara a concluirlas, cosa que haría ya en 1646 Pedro Sánchez Falconete, arquitecto a quien se puede considerar como el epílogo de la arquitectura sevillana del renacimiento. Posteriormente este noble edificio sería destinado a fines más importantes que para los que fue creado, pasando a ser sede del Archivo de Indias, como también se le conoce. La Lonja de Sevilla está considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y Bien de interés cultural con categoría de Monumento.

martes, 19 de mayo de 2009

Rosalía de Castro nació el 24 de febrero de 1837 en Santiago de Compostela. Fue una poetisa y novelista española en lengua gallega y castellana. Se trata de la figura central del Rexurdimento de la literatura gallega en el siglo XIX, autora de Cantares gallegos (1863), obra fundacional del mismo al ser uno de los primeros libros enteramente escrito en gallego de la Edad Contemporánea. Fue bautizada con los nombres de María Rosalía Rita. Hija de madre soltera (María Teresa de la Cruz de Castro), perteneciente a la baja nobleza gallega, tradicionalmente se ha venido sosteniendo que su padre fue el sacerdote José Martínez Viojo, si bien no existe ninguna prueba documental acerca de la paternidad de éste. Contrariamente a lo que se vino diciendo durante décadas -que se había criado con sus tías paternas en la aldea de Ortoño, pasando a vivir con su madre a los 10 años-, tras los trabajos llevados a cabo por Victoria A. Ruiz de Ojeda sabemos que la infancia de Rosalía transcurrió siempre al lado de su madre,en Padrón. Trasladadas madre e hija a Santiago de Compostela -a una edad difícil de precisar-, en todo caso, Rosalía ya figura, a los 17 años, como partícipe de las actividades del "Liceo de San Agustín". En esa época, sabemos que le gustaban el dibujo, la música y la declamación y, de hecho, participó como actriz en representaciones no profesionales. Contrae matrimonio con Manuel Murguía, erudito cronista de Galicia, al que conoció en Madrid. Al año siguiente da a luz a su primera hija, Alejandra, a la que han de seguir seis hijos más. Vive dedicada a su hogar, a sus hijos y a su marido, pero, debido a los variados puestos de Murguía, el matrimonio vive largas temporadas separado. Esto no fue impedimento para que su marido fuese no solamente el que dio a la imprenta sus Cantares gallegos, sino un constante impulsor de la obra de Rosalía. Cambió de domicilio varias veces, entre Madrid y Simancas, pero en ningún lugar se encontró mejor que en su Galicia natal de donde no salió a partir de 1868. Rosalía nunca disfrutó de una buena salud, estuvo luchando siempre con la enfermedad y a menudo con cierta penuria. En sus obras puede apreciarse su gran personalidad, su carácter recio y una profunda empatía con los desvalidos (en concreto, con la emigración de los campesinos gallegos). Murió de cáncer a los cuarenta y ocho años en su casa de Padrón, que hoy es un museo. A pesar de que pidió que sus restos descansaran en su cantado cementerio de Adina, en Iria Flavia, en 1891 su cuerpo fue exhumado y trasladado al Panteón de Galegos Ilustres en la Iglesia de Santo Domingo de Bonaval (Santiago de Compostela), donde actualmente se encuentra en 2009.

lunes, 18 de mayo de 2009

"Evocando la lenta libertad de Manuel Altolaguirre".

Poeta español, nacido el 29 de junio de 1905 en Málaga, cuya poesía irradia una gran espiritualidad. Ligado a la generación del 27, en su poesía se advierten influencias iniciales de Juan Ramón Jiménez y de Pedro Salinas y, posteriormente, de Emilio Prados, Vicente Aleixandre y, sobre todo, Luis Cernuda.
La obra poética de Altolaguirre incluye Las islas invitadas (1926), Ejemplo (1927), Soledades juntas (1931), La lenta libertad (1936), Nube temporal (1939), Fin de un amor (1949) y Poemas en América (1951). Además de su labor como poeta, fue importante su actividad en el campo de la creación y edición de revistas, por ejemplo Ambos (1922, con José María Hinojosa), Litoral (1927-1929, con Emilio Prados), y Hora de España (1937-1938). En 1939 se exilió en Cuba. En México, fue productor y guionista de Subida al cielo (1951), de Luis Buñuel. Su paso por el cine experimental se refleja en su largometraje El cantar de los cantares (1959). Es autor de un ensayo sobre Garcilaso de la Vega. Murió el 26 de julio de 1959 en Burgos.

domingo, 17 de mayo de 2009

sábado, 16 de mayo de 2009

""El castillo interior" o "Las moradas". A la memoria de Teresa de Cepeda y Ahumada: Santa Teresa de Jesús".

"Nada te turbe, nada te espante. Todo se pasa. Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta.".
Teresa de Cepeda y Ahumada nació en Ávila, el 28 de marzo de 1515. Religiosa, doctora de la Iglesia Católica, mística y escritora española; fundadora de las carmelitas descalzas, rama de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (o carmelitas). También es conocida por el nombre de Santa Teresa de Jesús o simplemente Santa Teresa de Ávila.
Nacida en una familia de probable ascendencia judía, ya desde pequeña demostró una gran afición por la lectura. En 1531 ingresó como interna en el monasterio de Santa María de Gracia, en Ávila. En 1535 entró en el convento carmelita de la Encarnación, donde profesó al cabo de dos años. A los veintidós sufrió una grave enfermedad, que constituyó un importante punto de inflexión en su vida, tanto por las secuelas físicas que le dejó –en adelante su salud sería siempre muy frágil–, como por el giro hacia el ascetismo que inspiró en su ánimo. La influencia recibida por grupos erasmistas y la lectura del Tercer abecedario espiritual de Francisco de Osúa, la llevaron al recogimiento en la oración, que le permitió, según su testimonio, alcanzar en diversas ocasiones la unión mística con Dios y tener numerosas visiones. Se impuso la tarea de reformar la orden carmelita a fin de restaurar costumbres más sobrias y rigurosas. Con el fin de obtener ayudas realizó múltiples gestiones y viajes, gracias a lo cual, y a pesar de las continuas adversidades e intrigas que encontró en su empeño, en 1562 pudo fundar el primer convento de las carmelitas descalzas en Ávila, al que siguieron el de Medina del Campo (1567), Malagón (1568), Valladolid (1568), Toledo (1569) y Pastrana (1569), entre otros. En 1568 fundó el primer convento carmelita masculino junto a Juan de la Cruz. En las Constituciones (1563), aprobadas por Pío IV, intenta restablecer la austeridad y espiritualidad de la orden primitiva. También persiguen la educación de las monjas dos de sus obras más celebradas, Camino de perfección (1566) y Las moradas (1577). Teresa escribía siempre persiguiendo fines concretos y por indicación de sus superiores, por lo que su estilo conserva siempre la naturalidad y la sencillez.

Bibliografía disponible:
  1. "Conceptos del amor de Dios: sobre algunas palabras de los cantares de Salomón" (lo publicó, por primera vez, el padre Gracián en Bruselas, 1611, con el título "Conceptos del amor de Dios escritos por la Beata Madre Teresa de Jesús sobre algunas palabras de los Cantares de Salomón". Probablemente realizado con anterioridad a la obra de "El castillo interior" o "Las moradas" de 1577).
  2. "Las fundaciones" (escrito en varias etapas: 1573-1582).
  3. "Libro de la vida" (escrito en varias etapas: 1578-1579).
  4. "Meditaciones sobre los cantares".

viernes, 15 de mayo de 2009

"Donde habita el recuerdo: memoria de Luis Cernuda".

Luis Cernuda Bidón nació el 21 de septiembre de 1902 en Sevilla. Su educación fue rígida e intransigente debido al carácter y a la condición militar de su padre. Empezó a estudiar Derecho en la Universidad de Sevilla en 1919, siendo uno de sus profesores Pedro Salinas, quien lo ayudó con sus primeras publicaciones. Al año siguiente fallece su padre. En 1923 deja la Universidad de Sevilla para hacer el servicio militar e ingresa en el Regimento de Caballería de Sevilla. En 1924 volvió para terminar la carrera, lo que consiguió en 1926. Asiste a los actos celebrados en el Ateneo de Sevilla con motivo del tercer centenario de la muerte de Góngora, pero sólo como oyente, aunque ya había conocido a varios miembros de la que sería denominada después Generación de 1927. En 1928 Salinas le ayuda a conseguir un lectorado de español en la Universidad de Toulouse. Se traslada después a Madrid en 1929, donde trabaja en la librería de León Sánchez Cuesta y se enamora de un joven actor gallego llamado Serafín Ferro, que no le corresponde; este amor insatisfecho inspira sus libros Donde habite el olvido y Los placeres prohibidos. Nunca negó su condición homosexual, factor que le hizo ser considerado en su patria un "raro" y rebelde, dada la mentalidad cerril y poco abierta de la España de entonces, "un país donde todo nace muerto, vive muerto y muere muerto", como dirá en Desolación de la Quimera. La consciencia de su aislamiento se expresa en una de sus imágenes más conocidas: Cernuda se ve a sí mismo "como naipe cuya baraja se ha perdido".
El mismo año que estalla la Guerra Civil publica la primera edición de su obra poética completa hasta entonces, bajo el título de La realidad y el deseo (1936). Durante el conflicto participó en el II Congreso de Intelectuales Antifascistas de Valencia. En 1938 parte al Reino Unido, donde trabaja como lector de español en la Universidad de Glasgow, la Universidad de Cambridge y el Instituto Español de Londres, pasando los veranos en Oxford en compañía del pintor Gregorio Prieto. En 1947 se inicia su exilio norteamericano; allí enseña literatura y logra por fin la ansiada estabilidad económica. Pasa a México en 1952, donde se enamora de un culturista, a quien están dedicados los Poemas para un cuerpo. Trata con Octavio Paz y con los Altolaguirre, en especial su mujer, Concha Méndez. Muere el 5 de noviembre en la Ciudad de México y es enterrado pocos días después en la sección española del Panteón Jardín.

jueves, 14 de mayo de 2009

Antonio Buero Vallejo nació el 29 de septiembre de 1916 en Guadalajara y estudió en la Escuela de Bellas Artes de Madrid. Durante la Guerra Civil española combatió del lado republicano y terminada la contienda fue condenado a muerte, aunque se le conmutó la pena por la de cadena perpetua y estuvo en la cárcel casi siete años; allí coincidió con Miguel Hernández.
En 1948 obtuvo el premio Lope de Vega por su obra Historia de una escalera, a la que siguieron En la ardiente oscuridad (1950), cuya versión cinematográfica realizó el director argentino Daniel Tinayre en 1959; El concierto de San Ovidio (1962); El tragaluz (1967); Diálogo secreto (1984); Lázaro en el laberinto (1986); Música cercana (1989), y muchas más.
Entre sus casi treinta obras teatrales tiene algunos dramas históricos centrados en personajes de la historia, el arte y la literatura españoles: Un soñador para un pueblo, de 1958, presenta a Esquilache; Las meninas, de 1960, a Velázquez; El sueño de la razón, de 1970, a Goya; La detonación, de 1977, a Mariano José de Larra. En 1971 fue elegido miembro de la Real Academia Española y en 1986 obtuvo el Premio Cervantes de Literatura.
El teatro de Buero Vallejo es un teatro de texto y de gran calidad literaria; su forma es la de una tragedia, pero en la que subyace la esperanza, pues, como el mismo autor dice: “escribo de las pobres y grandes cosas del hombre; hombre yo también de un tiempo oscuro, sujeto a la más graves pero esperanzadas interrogaciones".
Junto con Alfonso Sastre y Miguel Mihura renovaron el teatro español tras la Guerra Civil española. No obstante, mantuvo una notoria polémica con Sastre sobre los fines del teatro durante la Dictadura. La postura de Buero defendía el posibilismo, es decir, aprovechar cualquier resquicio que permitiera la censura franquista. Sastre, por el contrario, consideraba esta actitud como una claudicación y optó por un teatro radical que encontró grandes dificultades para llevar a los escenarios.

martes, 12 de mayo de 2009

"Introducción a la poesía medieval gallego-portuguesa (siglos XII-XIV): las cantigas".

Las cantigas son canciones monódicas galaico-portuguesas de los siglos XI, XII y XIII, de carácter profano o religioso. Tienen sus orígenes en el arte trovadoresco que surge en Francia durante la Edad Media. Las relaciones fluidas que por aquel entonces existían entre Francia y algunos reinos peninsulares, como el de León, hicieron que muy pronto surgieran trovadores en estas zonas. Así se desarrolló en las tierras galaico-portuguesas, antes que en el resto de España, la lírica medieval.
De todos los cancioneros que aparecieron en aquella época con cantigas de amor y de escarnio, se ha perdido casi todo. Sólo se han conservado seis de las siete Cantigas de Amigo del trovador gallego Martín Codax del siglo XIII, de las cuales la más conocida es Ondas de mar de Vigo, algunas piezas de trovadores catalanes y la colección más importante, conocida como las Cantigas de Santa María del rey Alfonso X el Sabio.
Esta obra, la más importante de la lírica española, recopilada en el siglo XIII, contiene 417 canciones en lengua culta gallega. Se dividen en dos clases: las cantigas de miragres, que relatan milagros o favores de Nuestra Señora, y las cantigas de lloor, que son un canto de alabanza a la Virgen. Parece que el Rey tuvo un especial interés en esta colección, dirigiéndola personalmente y colaborando con melodías compuestas por él mismo. El origen de estas cantigas es diverso: unas procedían de modelos anteriores de carácter litúrgico y popular, como secuencias, lais y melodías de sabor gregoriano, y otras estaban compuestas por el propio Rey o sus colaboradores. Los milagros que relatan solían ser sucesos locales de carácter milagroso o histórico, o episodios legendarios que procedían de Europa a través de cancioneros que el mismo Rey pudo haber conocido.
Las Cantigas de Santa María se conservan en cuatro códices: dos en la biblioteca del monasterio de El Escorial, uno en la Biblioteca Nacional de Madrid y un cuarto en la Biblioteca de Florencia. Los cuatro manuscritos contienen una bellísima colección de miniaturas donde aparecen ilustrados más de 35 instrumentos musicales, tocados por moros, judíos y cristianos. En 1884 la Real Academia Española publicó en dos volúmenes el texto de las cantigas, y en 1992 apareció un tercero con la transcripción musical de Julián Ribera. En 1943 Higinio Anglés realizó un gran trabajo de investigación sobre ellas. Ésta es una de las colecciones de música medieval más apreciadas y valiosas que se conservan en el mundo; se trata de un fenómeno singular en toda Europa.

lunes, 11 de mayo de 2009

"Varado en la cultura clásica del siglo XVIII: homenaje a Nicolás Fernández de Moratín".

Padre del afamado autor teatral Leandro Fernández de Moratín, estudió con los jesuitas, y se formó en la Universidad de Valladolid. Perteneció a algunos importantes círculos culturales de su tiempo, como la Tertulia de la Fonda de San Sebastián o la Sociedad de Amigos del País de su ciudad natal. Desde 1773 desempeñó labores docentes en la especialidad de Poética en el Colegio Imperial de Madrid.
Su obra literaria abarca la poesía, el teatro y el ensayo. En cuanto al primero de los géneros citados, terminó en 1765 un ambicioso poema, "La Diana o el arte de la caza". "Las naves de Cortés destruidas" , que presentó al concurso de la Real Academia Española en 1777, aunque no consiguió el premio. Algunas de sus composiciones poéticas se han considerado fuentes literarias de obras de Francisco de Goya como, por ejemplo, "EL arte de las putas" , que tuvo una circulación manuscrita; o las obras dedicadas a la fiesta taurina: "Fiesta de toros en Madrid" y "A Pedro Romero, torero insigne". Al tema de la tauromaquia dedicó también una obra en prosa, la "Carta histórica sobre el origen y progresos de las fiestas de toros en España" (1777).
En cuanto a su obra teatral , como defensor de los ideales neoclásicos sobre este género en cuanto formador de costumbres y buen gusto, participó en las polémicas sobre el teatro barroco, dedicando a este tema sus "Desengaños al teatro español" (1762-1763). Escribió tres tragedias, "Lucrecia" (1763), "Hormesinda" (1770) y "Guzmán, el Bueno" (1777).

domingo, 10 de mayo de 2009

"Miguel Hernández Gilabert: poeta del pueblo".

Miguel Hernández Gilabert nació en Orihuela el 30 de octubre de 1910. La familia de Miguel estaba compuesta por el matrimonio, un hijo, Vicente, y una hija, Elvira. El padre, Miguel Hernández Sánchez, trabajaba en la crianza y pastoreo de ganado. Su madre, Concepción Gilabert Giner, era ama de casa. El matrimonio tuvo un total de siete hijos, de los que sólo sobrevivieron cuatro: Vicente, Elvira, Miguel y Encarnación. Cuando Miguel tenía cuatro años su padre traslada la residencia familiar a una casa situada en la calle Arriba (actualmente Casa Museo). La niñez del poeta transcurre entre los juegos y el trabajo. Desde que Miguel tiene siete años ayuda a su hermano Vicente en las tareas del pastoreo, aprendiendo este oficio. Su padre consigue, tras mucho esfuerzo que admitan a Miguel en las Escuelas del Ave María, anexas al Colegio Santo Domingo. A la edad de nueve años Miguel empieza a asistir al colegio.
En el curso de 1924 Miguel asiste por primera vez a las clases, donde también estudiaba Ramón Sijé, el que más tarde sería su gran amigo del alma. Desde el principio destaca el interés de Miguel por la lectura y el estudio, obteniendo excelentes calificaciones. En marzo de 1925, causado por la crisis económica que sufre su familia, tiene que abandonar sus estudios. Su padre le pone a trabajar con el ganado pero, pese a ello, aprovechará el tiempo que le deja el pastoreo en la sierra para seguir estudiando y leyendo. Miguel se convierte en el más asiduo visitante de la biblioteca de Luis Almarcha, sacerdote y canónigo de la catedral oriolana. Allí descubre a través de la lectura a los principales escritores clásicos de lengua española, así como traducciones de escritores clásicos griegos y latinos. En esta etapa también se sentirá atraído por el teatro. Lee asiduamente la colección teatral La Farsa y junto con algunos amigos forman un grupo teatral. Miguel hace sus primeros guiños como actor con diversos papeles en actuaciones realizadas en la Casa del Pueblo y en el Círculo Católico.
Pocos hombres se han dedicado tan intensa y apasionadamente a su creación literaria y lírica como Miguel Hernández. Su verbo templado y entero va lacrado con la firma imborrable de la sinceridad. Tal será su dogma como hombre y poeta. Su forma de actuar en el día a día, comprometiéndose social o políticamente, la llevaba a cabo con una sincera entereza y sin reservas, como su quehacer artístico. Es la actitud fundamental de quien escribió en endecasílabos genialmente contrastados: "porque yo empuño el alma cuando canto" y "la lengua en corazón tengo bañada". El hombre honesto, íntegro e inocente, apasionado y ardoroso, recóndito e intenso, que fue y ha sido Miguel Hernández, nos ha grabado el misterio de sus versos fornidos y sangrantes de su alma poética en el tañer diario de los amantes de la poesía de lo humano.
Dejando atrás la aleccionada paradoja descrita por Ortega y Gasset cuando nos dice que: "Vida es una cosa, poesía es otra... no las mezclemos", la creación lírica y la poesía es para Miguel Hernández la influencia artística de las más profundas ansiedades humanas. Es lo subjetivo, "lo más caritativo de lo humano", el fin de su más apasionante poesía. Su biografía, sacudida trágicamente por el sino de su familia y su desconcierto personal, queda labrada en poemas portentosos y llenos de candor. El amor, la procreación y maternidad, la esposa, son los más sobresalientes temas de su lírica. La guerra, sus heridos, la sangre, la muerte, la soledad, el hambre; etc. también le inspira poemas extraordinarios. Por otro lado, la áspera figura maternal cargada de mortecinas figuras, dolor y ansiedad, empañan su verso, muy alejado de todos las decoros artificiales de su generación, pero en el que translucen aires claros de legitimidad y agitación social, firme y sin artificios. Por todo esto, Miguel Hernández nos comunica un maravilloso mensaje poético y humano. Es capaz con sus versos de levantar enjambres de entusiasmo, sintiéndolos muy cerca de nosotros.
Frente a la distancia de algunas décadas anteriores, su ternura artística sigue siendo la nuestra, y su inspiración respira de esa dignidad y franqueza que impregna toda su creación, embelesando a todo ser humano de espíritu joven, límpido e impresionable.
Extras: "Miguel Hernández en Orihuela" (Parte 1 y parte 2).

sábado, 9 de mayo de 2009

"La literatura del Siglo de Oro".

Durante el siglo XVI y parte del XVII España conoció su máximo esplendor y el comienzo de su ruina. Los imperios de Carlos I y Felipe II se habían extendido por todas las partes del orbe. Sus nombres eran respetados y temidos. Carlos II el Hechizado, el último de los Austrias, era ya un deshecho humano. El siglo XVIII amaneció con sombrías perspectivas. España dejó de ser temida y respetada, y a consecuencia de este hecho los seculares enemigos, los que habían de tejer la "leyenda negra" e impedir todo resurgimiento posterior, levantaron la cabeza, especialmente a partir de la batalla de Rocroi o Rocroy al advertir que los tercios españoles podían ser vencidos. Y en los mares, los buques ingleses, franceses y holandeses, por primera vez en muchos años pusieron en fuga a los de España. Este esplendor y exuberancia de poder al cual siguió la decadencia, coincidió con una altísima expresión cultural como no se ha vuelto a dar en España. Todas las ciencias y las artes cobraron un impulso extraordinario. Hombres ilustres en las letras, en el arte y en el pensamiento se reunieron para aportar conceptos y formas originales. La reunión de estos hombres y su obra ha dado origen a la expresión "Siglo de Oro", aunque el lapso de tiempo que duró este auténtico renacimiento español casi alcanzará los doscientos años. Cuando la decadencia política era manifiesta y las dificultades sociales y económicas graves, aún continuaba en el campo del pensamiento y del arte el movimiento ascensional que no cesó, prácticamente, hasta el siglo XVIII. La influencia que este movimiento tuvo en el resto de Europa fue considerable.
La literatura es la forma más expresiva del espíritu de un pueblo. Jamás se dio en España una riqueza tan grande de obras y de autores como durante este tiempo. A pesar de la gran variedad de géneros y de estilos se observa en todos ellos un acendrado fervor religioso y patriótico. La idea de España, cuya unidad se había conseguido en tiempo relativamente muy próximo; el sentido católico, el carácter caballeresco de protección a la mujer y a los débiles, la exaltación de las virtudes, el aprecio al honor, a la palabra empeñada, la lealtad al soberano; etc., fueron compatibles con una soltura de estilo y un naturalismo de expresión que incluso hoy día nos sorprende. Influencia directa del renacimiento italiano se encuentra en Juan Boscán (1500-1543) que tradujo Il Cortigiano de Baltasar de Castiglione y fue poeta famoso, introductor del verso endecasílabo en España. Junto con Garcilaso de la Vega (1503- 1536), ambos fueron los mejores poetas líricos, netamente renacentistas. Los dos murieron jóvenes. Garcilaso trajo de Italia un estilo nuevo que le llevó a inventar la composición denominada "lira", llamada así porque el primer verso decía: "Si de mi baja lira...". Gutierre de Cetina (1520- 1560), autor de Ojos claros serenos, fue un continuador de los anteriores. La época de Felipe II, que abarcó prácticamente la segunda mitad del siglo XVI, fue distinta de la de Carlos I. Ésta fue más pagana, más libre y naturalista. Los hechos de armas y la tendencia renacentista predominan. En cambio, con Felipe II, España inicia un retorno al misticismo, al sentido religioso, y de este cambio está impregnada toda la literatura. La poesía popular, especialmente lírica y sencilla, está representada por la figura de fray Luis de León (1527- 1591), agustino, que había estudiado en Madrid y en Valladolid y llegó a ser catedrático de Sagrada Teología en Salamanca. Por dos veces sufrió proceso por la Santa Inquisición, pero siempre fue absuelto. Su obra poética es muy conocida y apreciada por su naturalidad y belleza: Oda a la Ascensión del Señor, A Francisco de Salinas, Noche Serena, Vida retirada; etc. Su tratado De los nombres de Cristo es un comentario sobre las catorce denominaciones que recibe Jesús en las Escrituras. El Cantar de los Cantares es una traducción del libro de Salomón, y La Perfecta Casada una exposición de los deberes y cualidades que han de adornar a la mujer cristiana. Fray Luis, representante de la llamada "escuela literaria salmantina", utilizó un lenguaje lleno de naturalidad y elegancia. Muy diferentes fueron los que se agruparon bajo la denominación de "escuela literaria sevillana", que se entregaron a verdaderas piruetas de lenguaje, amaron la altisonancia y, sin poder negar la influencia árabe, se sintieron atraídos por los temas orientales. Fernando de Herrera (1534-1597) era un sacerdote sevillano, entusiasta de Petrarca, que vivió toda su vida en la ciudad del Guadalquivir. Su obra poética es muy extensa, pero destaca un poema grandilocuente titulado A la victoria de Lepanto. Un sevillano famoso por sus poesías alegres y retozonas fue Baltasar del Alcázar (1530-1606), autor de Cena jocosa y Modo de vivir en la vejez. Una época tan belicosa y brava como los siglos que historiamos debía dar también una poesía épica de gran empuje, pero si bien las hazañas fueron dignas de los héroes griegos, la poesía no siempre estuvo a su altura. Algunos intentaron imitar las grandes epopeyas clásicas, como puede verse por los títulos de algunas y su ambición temática; otras se inspiraron en las glorias de los viejos romances, pero sin su candor y sencillez. Las tres obras culminantes de la épica del Siglo de Oro son: La Cristiada, poema escrito por fray Diego de Hojeda (1571- 1615), en el cual a través de 1974 octavas reales versifica la Historia de Cristo. El Monserrate, debido a Cristobal de Virués (1570-1610), narra la leyenda montserratina de fray Garí, el monje que pecó y después de larguísima penitencia fue perdonado. La Araucana, positivamente la mejor de las tres, debida a Ercilla y Zúñiga (1533-1594) que luchó en tierras de Chile contra el caudillo araucano Caupolicán, y en memoria de aquellas luchas épicas escribió este poema considerado la primera obra literaria nacida en la América hispana.

viernes, 8 de mayo de 2009

"La Generación de 1927".

Ignacio Sánchez Mejías, torero, autor dramático y compañero de escritores, quiso aglutinar los actos singulares de homenaje a Luis de Góngora en una gran fiesta poética. Se celebró en el Ateneo de Sevilla el 16 y 17 de Diciembre de 1927. El día 16 de Diciembre comenzó el acto con la disertación de Dámaso Alonso sobre la altitud poética de la literatura española. Juan Chabás analizó la narrativa actual (1927) española. Federico García Lorca y Rafael Alberti recitaron poemas.
El 17 de Diciembre, Gerardo Diego leyó su Defensa de la Poesía; José Bergamín, afónico, elaboró un texto sobre la poesía española en esa época que fue leído por Dámaso Alonso. Recital de poesías por los diferentes poetas asistentes. Lorca concluyó con su Romances Gitanos y el estrépito final ha pasado a los anales de la Historia de la Literatura.
Es el tricentenario de la muerte de don Luis de Góngora, este grupo de autores resalta del autor del Siglo de Oro sus imágenes poéticas, el empuje de la metáfora, la pintura de los símbolos y, sobre todo, este grupo se propone liberar el arte de los cánones académicos que bajo la influencia de Menéndez Pelayo se encontraban. Góngora ya fue defenestrado en su época, en el llamado Siglo de Oro de las letras, por Quevedo y Lope de Vega, no siendo valorado por su complejidad estilística, estilo suntuoso y retorcimientos gramaticales (culteranismo).
Frente al academicismo imperante, estos jóvenes enaltecen a Góngora como símbolo de la pureza poética y faro elegido para navegar por la inmensidad de la poesía. Pero además, irradiaron con reflejos poéticos toda la cultura de lo que se ha denominado como Edad de Plata de la Literatura española. Se apoyan en otro poeta universal, Juan Ramón Jiménez, para abrirse al mundo editorial, literario y cultural, siendo ya cada uno y colectivamente autores privilegiados de la poesía.
Juan Ramón Jiménez es, para todos ellos, el maestro, el ejemplo refrescante de pasión u vigor donde confluye la tradición y el vanguardismo, la creatividad ensalzable y el valor de la belleza estética en sí misma. Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel de Literatura, que en el principio apoya y acoge a todos estos poetas, posteriormente se aísla en su propia poesía personal, intimista y pura, llegando a la reflexión de los absolutos y al misticismo.
Tienen también como modelos a otros miembros de la generación anterior, como Ramón Gómez de la Serna, con sus atrevimientos formales y su conocimiento de los ismos de moda en Europa (cubismo, creacionismo, surrealismo,...); Ortega y Gasset, que describió las nuevas orientaciones del arte y la literatura en La deshumanización del arte y en ideas sobre la novela; e incluso el músico Manuel de Falla, promotor de una estética renovadora de la música española.
Remontándose hacia atrás, admiran a Rubén Darío como renovador de las formas y ritmos del lenguaje poético, y a Bécquer con su visión doliente de un mundo en que domina el misterio y el sentimiento.
En Góngora, los poetas del 27 aúnan el gusto por la clasicidad literaria española y la admiración por la radical modernidad de su lenguaje, cuyas imágenes y metáforas eran el mejor modelo de poetización de la realidad. Esta admiración se extiende a otros clásicos, como Garcilaso de la Vega, fray Luis de León, San Juan de la Cruz, el Arcipreste de Hita y la poesía tradicional del romancero, de Gil Vicente o Lope de Vega.
La Generación del 27 está constituida por una serie de autores que cultivan especialmente la poesía lírica, nacidos entre 1892 y 1903, cuyos primeros libros se van publicando entre 1920 y 1930 y poseen como valores literarios el Modernismo, las experiencias vanguardistas, el experimento de las emociones, la creatividad, la originalidad, las metáforas en el acto creativo, imágenes autónomas e independientes, el Surrealismo donde la razón no controla la emoción y el espíritu se humaniza, el compromiso popular donde lo tradicional y la innovación se dan la mano, la utilización de la métrica del verso libre junto al soneto clásico. Mezclan armoniosamente la innovación y la tradición, lo moderno y lo antiguo. Todos se adhieren a la vocación internacionalista y cosmopolita de las vanguardias europeas; sin embargo, mantienen una vinculación afectiva con la literatura española, tanto en sus vertientes culta como tradicional.
Truncadas sus vidas por la Guerra Civil, vivieron en el exilio, exterior e interior, condenados a un silencio impuesto en su patria. Fueron realzados por la literatura de todos los países que los acogieron, conocedores de sus valores. Es asombroso pues, que en ese enmudecimiento obligado, el grito de libertad y creación surgiera sobre su propia historia personal y temporal hacia las cumbres líricas de la literatura universal. Es el poder de la palabra y la belleza sobre la bestia de la fuerza y la dominación.
Luis Cernuda envuelto en su limitación personal se enfrenta al mundo generador de dolor y cólera. Pedro Salinas canta al amor en plenitud. Gerardo Diego aporta una enorme variedad lírica. Jorge Guillén canta a la alegría de vivir, la contemplación del mundo y, al final, al dolor, la injusticia, la guerra, la muerte. Lorca, en su melancolía, muestra el populismo y la cultura gallarda de lo cotidiano, lo sencillo y la pasión, ensalza el espíritu de lo humano en la creación folclórica. Vicente Aleixandre evoca el esplendor de lo feliz, la imaginación junto a lo conmovedor de la angustia, el dolor, la tragedia y la soledad. Dámaso Alonso se apasiona ante Dios y analiza la muerte y la injusticia. Rafael Alberti desde lo popular al sueño, de lo sencillo a la nostalgia, al compromiso político, a la expresión de la emoción.
La influencia de este grupo incidió en pintores, músicos, arquitectos, cineastas; etc., y todo un mundo cultural y artístico. La propia experiencia humana y el realce del lenguaje en su belleza estética alcanzan la perfección con este grupo.

jueves, 7 de mayo de 2009

"Renovación teatral y vanguardia".

En la década de los años veinte del pasado siglo intelectuales, autores, críticos, directores y gentes de teatro sienten la necesidad de oponerse al modelo realista que triunfa en los escenarios españoles. Frente a él han de crearse modos nuevos que se separen de la realidad diaria, de los tópicos moralizantes y vulgares, que se introduzcan en el mundo del misterio, del sueño y del subconsciente; que superen las formas escénicas dominantes: la comedia y el drama de Benavente, el teatro poético de Marquina o el cómico de los hermanos Álvarez Quintero o de Muñoz Seca.
Pero el teatro necesita de un público que, a su vez, condiciona su novedad; por ello, quienes en estos años pretenden, dentro y fuera de España, modificar la escena se proponen como inexcusable tarea la de modificar la condición de los receptores habituales, actitud que culmina durante la República con la meta de conseguir que el público sea el pueblo, según ejemplifican autores como García Lorca, Alberti, Casona o Miguel Hernández y empeños como el Teatro de las Misiones Pedagógicas o La Barraca.
Nuevas agrupaciones, como El Mirlo Blanco, El Cántaro Roto o El Caracol, ensayan "tentativas vanguardistas" y se proponen estrenar obras al margen del gusto imperante y promover novedades en la estructura de los teatros. Los creadores (Unamuno, Azorín, Jacinto Grau…) participan también de esa voluntad de cambio y renovación de la escena española con la mirada puesta en un teatro de vanguardia; en el caso de García Lorca, tradición y experimentación se unen produciendo muy cuajados frutos y sus propuestas escénicas poseen un auténtico sentido "revolucionario" como lo son también ideas como las expresadas en su Charla sobre teatro:
"El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la educación de un país y el barómetro que marca su grandeza o su descenso. [...] Un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo; como el teatro que no recoge el latido social, el latido histórico, el drama de sus gentes y el color genuino de su paisaje y de su espíritu, con risa o con lágrimas, no tiene derecho a llamarse teatro [...].".
Extras: Documental en ideomática inglesa sobre la celebérrima figura de Federico García Lorca (Parte 1, parte 2, parte 3, parte 4, parte 5, parte 6 y parte 7).

miércoles, 6 de mayo de 2009

"José Martínez Ruiz, "Azorín": retales de una vida".

José Martínez Ruiz, "Azorín", nació en Monóvar (Alicante), en 1873 y estudió el bachillerato en el colegio de los escolapios de Yecla (Murcia). Durante sus años jóvenes fue un revolucionario convencido, aunque más tarde adoptó una actitud conservadora como camino más coherente para frenar la deshumanización que la modernidad traía consigo. No rechaza los avances de la ciencia, la tecnología o la industria, pero considera que de ahí no provendrá el progreso integral de la civilización. De ahí su apuesta por ser coherente con la tradición española, remediando sus carencias, pero sin violentar el pasado a favor de un europeísmo que no encaja, según él, con el "modo de ser español". En general, y a pesar de las privaciones y desavenencias que soportó durante sus primeros años de estancia en Madrid (se estableció en esta ciudad en 1896), además de sus incursiones en la vida política (llegó a ser diputado y subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública), la existencia de "Azorín" transcurrió de manera tranquila y metódica. Viajó infatigablemente por las tierras de España.
Inscrito con el número 2014 en el Registro Oficial de Periodistas, fue nombrado Periodista de Honor por su trayectoria y por sus trabajos en muy diversas publicaciones periódicas. Según María Esther Almarcha Núñez-Herrador e Isidro Sánchez Sánchez, hasta 1904 «colaboró o fue redactor de un gran número de publicaciones periódicas, a veces con los seudónimos de "Fray José", "Ahrimán", "Don Abbondio" o "Cándido". Se ha podido constatar la existencia de artículos suyos en El Eco Monovarense, El Defensor de Yecla, La Monarquía (Alicante), La Educación Católica (Valencia), El País, La Ilustración Española, El Correo Español, Heraldo de Madrid, El Globo (donde fue redactor junto a Baroja), Blanco y Negro, ABC, etc. Por tanto, ya tenía un importante bagaje periodístico cuando empezó a trabajar para el diario España. En él comenzó a utilizar el seudónimo de "Azorín" para firmar sus crónicas parlamentarias. Durante los años de la guerra civil centró su colaboración fundamentalmente en La Prensa de Buenos Aires, lo que le aportó los fondos necesarios para mantener su residencia parisina, con artículos literarios y culturales principalmente. Y desde 1939 hasta su muerte siguió ejerciendo el periodismo sobre todo en ABC y La Prensa, pero también en un buen número de publicaciones periódicas de muy distinto tipo, falangistas o no, mostrando siempre su nítida identificación con el Régimen y con el dictador, "mi caudillo" según escribía Azorín».
En 1924 fue elegido miembro de la Real Academia Española, institución con la que tuvo serias discrepancias al no ser elegido académico Gabriel Miró (la publicación de El obispo leproso (1926) desató el escándalo de los grupos conservadores y clericales), a propuesta de Palacio Valdés, Ricardo León y del propio "Azorín". Como hemos adelantado al hablar de sus colaboraciones, durante los años de la guerra civil española vivió en París. Vivió los últimos años de su vida recluido y absorto en sus lecturas, dando paseos solitarios y animados por una considerable afición al cine. "Azorín" fue un hombre de palabra concisa, tímido, correcto, bondadoso y muy discreto. Casado con Julia Guinda Urzanqui, ésta lo acompañó a lo largo de sus años de meditación y de trabajo. Murió en 1967, a los 94 años de edad.

martes, 5 de mayo de 2009

"El acontecimiento cultural más importante del verano de 1939".

El Museo de Arte e Historia de la capital suiza organiza durante los meses de verano la exposición de algunas de las obras más importantes y representativas de cuantas habían llegado a Ginebra en el mes de febrero, tras ser evacuadas de España por el Gobierno republicano.
La muestra puede verse como una transacción entre las autoridades franquistas, dueñas ya de la situación en todos los órdenes, y el Cantón de Ginebra. Los segundos recibían una impagable promoción turística como recompensa por su labor, mientras que el Ejecutivo franquista esquivaba la exposición solicitada por el Comité Internacional y daba de lado a la Sociedad de Naciones, que había colaborado con el Gobierno republicano.
La exposición, que ocupa quince salas, se mantiene abierta durante los meses de junio, julio y agosto, y es visitada por cerca de 400.000 personas.
The New York Times lo califica como el acontecimiento cultural más importante del verano del 39, y Álvarez de Sotomayor -director de la pinacoteca española- diría dos años más tarde que fue el periodo más glorioso del Museo del Prado. Se exhiben 174 obras, 121 de ellas procedentes del museo madrileño y 21 tapices del Palacio Real. El montaje de la muestra lo realiza un comité hispano-suizo, cuya parte española la integran Fernando Álvarez de Sotomayor y Pedro Muguruza. Cada parte tenía un criterio particular. Mientras que para los españoles la exposición tiene que ser motivo de exaltación nacional a través del arte español, los suizos pretenden incluir a las escuelas extranjeras presentes en el Prado. Vencen, con algunas concesiones, los primeros, como ya ponía de manifiesto la primera sala, significativamente denominada Sala Imperial. La delegación española, además, consigue un control casi absoluto sobre el resto de los aspectos de la exposición, empezando por el económico (350.000 francos suizos se embolsa el Gobierno de Franco) y siguiendo por el veto a la presencia de personas non gratas.
Algunas obras, dañadas por el clima ginebrino (entre ellas, Las Meninas) tienen que sufrir una restauración de urgencia, y la muestra no se libra de polémicas políticas relacionadas con el olvido al que se sometía a los verdaderos salvadores de aquel tesoro, pero el éxito es indiscutible. Entre los cientos de miles de visitantes están Alfonso XIII, el Aga Khan (presidente de la Sociedad de Naciones desde julio de 1937) o los duques de Windsor.
Bibliografía: 1939-1940; Franco-Hitler: diálogo de sordos en Hendaya. Editado por el Grupo Unidad Editorial, S. A. 1ª ed. Madrid: Biblioteca "El Mundo", 2006. 199 p. El franquismo año a año: lo que se contaba y ocultaba durante la dictadura. ISBN (Obra completa): 978-84-89192-5-4; ISBN (Tomo I): 84-89192-59-6.